viernes, 16 de mayo de 2008

LOS NIÑOS DEL AIRE



Es un texto muy surrealista de Gustavo Martín Garzo que toca el tema de la necesidad de la conservación medio ambiental. Lleva un prólogo de Federico Mayor Zaragoza y me lo he pasado muy bien ilustrándolo. Está publicado por SM.

EXPOSICIONES




En mayo de 2008 se realizaron dos exposiciones con ilustraciones mías. Una en Torralba de Calatrava en Ciudad Real del libro "Gloria Fuertes para niños. Antología" de Susaeta Ediciones. Esta exposición se enmarca en los actos conmemorativos del 10º aniversario de la muerte de Gloria FuertesLa exposición continuó en el pueblo de Valdemierque, Salamanca, con el título "El color de las palabras de Gloria Fuertes" dentro de los actos denominados "El Retablo de las Maravillas de Gloria" con gaita, tamboril, versos y chirimías y la plantación del Árbol de la alegría.
La otra, titulada "Pintura en el aire", tuvo lugar en el Muelle de las Carabelas de Huelva y son ilustraciones de los libros editados por Vicens Vives: "Estampas de Platero" y "El iris mágico", selección de textos y poemas de Juan Ramón Jiménez.

ARTÍCULO PUBLICADO EN "LA ROSA DE LOS VIENTOS", LA GACETA DEL SALÓN DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL DE MADRID, DICIEMBRE DE 2007

LA FUNCIÓN DE LA ILUSTRACIÓN Y EL ILUSTRADOR EN EL CAMINO DEL LIBRO
Tal vez sea la ilustración la segunda etapa en el camino del libro o tal vez no, porque podemos decir que nos sale al encuentro desde el principio: En la cubierta. Seguramente con más rotundidad que el título en un buen número de ocasiones y es que una buena ilustración de portada nos puede anticipar de forma contundente el contenido que nos espera en el interior.
Pero una vez que hemos abierto nuestro libro, nos podemos encontrar con diversos tipos de ilustraciones: Pequeñas ilustraciones de portadilla que nos dan más pistas de la historia o ya nos presentan a algún protagonista, Luego ilustraciones que son prácticamente uno y todo con el texto en los álbumes para niños. Ilustraciones que aparecen de tarde en tarde en los libros que nos cuentan historias más largas. Ilustraciones que nos enseñan la vida en los libros didácticos.
En los álbumes ilustrados la imagen cobra una importancia total, se puede decir que abruma al texto, pero evidentemente está supeditada a él, aunque sea de una sola línea por página o doble página, pero a partir de esa línea, el ilustrador -tal como yo lo entiendo- debe desarrollar un mundo capaz de trascenderla. La ilustración de un álbum debe aportar todo aquello que no se cuenta con las palabras, sugerir otra “lectura” de la historia a través del color y la forma y de la particular visión del ilustrador, pero no tan diferente que nos aparte de la narración, hay que ser cuidadoso con ello. No por una supuesta libertad creativa se debe abandonar el hilo que entronca con la palabra escrita, en todo momento deben ser reconocibles los personajes y situaciones contados. Teóricamente esto debe determinar una mejor comprensión de la lectura por el niño, para ello el ilustrador pondrá en práctica todos sus conocimientos de composición, de trazo, de color, sea cual sea la técnica utilizada, para predisponer al lector a una situación determinada: Dramática, misteriosa, intimista, humorística…
En los libros de narrativa, la ilustración adquiere una importancia un poco más secundaria. Aquí la función “lectura” de la imagen está más limitada, pero no desaparece, el ilustrador escoge momentos determinantes de la narración haciendo una función que podemos llamar de “instantáneas”, que si están bien escogidos y las ilustraciones correspondientes las pudiéramos poner todas seguidas (lo que el ilustrador sin duda hará en su estudio cuando acabe el trabajo) nos darían una aproximación muy razonable, sino del contenido de la obra, si del ambiente o el tono de ésta.
Finalmente hay que hablar de la ilustración didáctica, aquí si que existe una supeditación total al texto o a la realidad, pero esto no quiere decir que puedan quedar exentas de calidad artística, ya que un buen ilustrador siempre será capaz de dejar su impronta.
Pero también existen todas esas pequeñas ilustraciones que a veces aparecen por aquí o por allá, en principios de capítulo, en forma de letras capitulares o como colofones que aparentemente no parecen servir para nada, que simplemente sean adornos, pero que si las suprimimos parece que el libro haya perdido parte de su alma.
Si la ilustración debe ser sencilla o abigarrada, de línea simple o barroca, colores vivos o suaves, más o menos real ¿Quién lo sabe? Creo que lo importante es que el ilustrador sea sincero con lo que hace, que absorba el texto y lo envuelva en una serie de sensaciones visuales para dárselo a los lectores ayudándoles a desarrollar su propio imaginario. No estoy de acuerdo con los que piensan que un libro ilustrado es un obstáculo para la imaginación de los niños, además si a un bello texto le incorporamos unas imágenes hermosas y sugerentes, a quién le amarga un dulce.
Me gustan los libros ilustrados, para chicos y para grandes, con dibujos, fotografías o láminas científicas y si cualquier tipo de ilustración de un mínimo de calidad está arropada con un buen diseño y una buena edición, el libro estará en el camino acertado.
Jesús Gabán

martes, 13 de mayo de 2008